Déjanos tu comentario
Aunque el precio de los combustibles se ha ido moderando en los últimos meses, el fin de la ayuda de 20 céntimos por litro el pasado 31 de diciembre ha coincidido con un coste de los carburantes superior al que tenía hace un año.
Este revés ayudará a descuadrar aún más el presupuesto de millones de usuarios que utilizan el vehículo particular con menor o mayor frecuencia. O el de negocios de sectores que también han quedado fuera de esa ayuda.
De este modo, ahorrar lo máximo posible en combustible se convierte en casi una obligación para todos ellos ¿Podemos reducir ese gasto de alguna forma, sin que suponga una merma para nuestra movilidad?
La respuesta está en practicar una conducción eficiente, ya que basta con seguir unos sencillos consejos para llegar a ahorrar entre un 15 y un 20% en el gasto en gasolina o gasóleo. No en vano, la Dirección General de Tráfico, por ejemplo, estima que entre el 30 y el 50% de lo que consumimos al volante depende de nuestro estilo de conducción.
Lo primero: la clave está en los neumáticos. El estado de mantenimiento del vehículo tiene una influencia clave y directa en la eficiencia y el consumo de carburante: nivel y estado del lubricante, de los filtros... Y, por encima de todo, el estado de los neumáticos y su presión de inflado. Llevar 0,5 bares de presión menos de lo recomendado puede elevar el consumo un 2% en zonas urbanas y un 4% en interurbanas. Y si vas a llevar el vehículo muy cargado, sube las presiones, de acuerdo con las recomendaciones del fabricante. Y si no piensas variarlas nunca, por eficiencia y seguridad, pon mejor las presiones para mucha carga siempre, en vez de circular habitualmente con las de baja carga.
Evita el tráfico elevado. En los coches con motor de combustión, a mayor densidad de tráfico, más gasto. Y aunque no siempre podremos elegir el horario de nuestros desplazamientos, muchas veces sí será posible ¡Hazlo siempre que puedas!
El equipaje, mejor dentro. Transportar equipaje sobre el techo, ya sea con una baca tradicional o en un cofre, eleva mucho el consumo. Lo mismo ocurre con los remolques, aunque sean pequeños. El consejo eficiente es prescindir, en lo posible, de esas soluciones y colocar todo dentro del coche.
Modera la velocidad. A más velocidad, más gasto. Por eso, si no queremos llegar más tarde al reducir la velocidad, basta con salir cinco o diez minutos antes en nuestros trayectos habituales, o media hora en los largos. Parece básico, pero funciona: entre circular a 110 o 120 km/h por autopista o autovía, la diferencia de gasto oscila entre 0,3 y 0,5 l/100 km.
Mantén la distancia de seguridad. Circular muy pegados al vehículo que nos precede es muy mal negocio. Primero, por seguridad, ya que las probabilidades de colisión en caso de frenazo son altas. Y, segundo, por economía, pues desde el punto de vista aerodinámico, nos afectan sus turbulencias y eso nos resta eficiencia. Además, ir muy juntos nos obliga a frenar más veces, y cada frenada precede a otra leve aceleración que aumenta el gasto.
Anticipa las maniobras. Relacionado con el anterior, una conducción relajada y con anticipación de las maniobras ahorra combustible. Por ejemplo, si a 200 metros un semáforo se pone rojo o vislumbramos un stop, bastará con meter una marcha larga y dejarse llevar, desacelerando o frenando suavemente, en lugar de seguir acelerando y frenar en el último momento.
No al calentamiento en parado. Cuando los aceites lubricantes eran de peor calidad, sí se recomendaba calentar el motor antes de emprender la marcha manteniéndolo al ralentí unos minutos, sobre todo, en invierno. Pero eso ya no es necesario. Eso sí, en los primeros minutos de uso debemos evitar aceleraciones o llevar revolucionado el vehículo para no forzar el motor cuando el lubricante aún no ha alcanzado su temperatura óptima.
Elige marchas largas. No hay una norma general, porque cada motor es un mundo, e influirá si es de gasolina o diésel, si tiene turbo o no, si es de alta cilindrada o no. Pero, como consejo básico, conviene circular en la marcha más larga posible, siempre que el motor se encuentre cómodo y no tiemble, traquetee o muestre falta de empuje.
Y las cortas, lo mínimo. Asimismo, debemos reducir el uso de las marchas más cortas al mínimo imprescindible y emplearlas básicamente para ganar velocidad o afrontar repechos. De hecho, al salir desde parado, en los cambios manuales, podemos meter la 2ª marcha en cuanto el coche se mueve, sin esperar a que el régimen del motor suba mucho. Incluso en bajada, podemos iniciar la marcha desde 2ª sin problema.
Climatización con moderación. Entre 20 y 23ºC deberíamos situar el rango de temperaturas en el habitáculo de nuestro coche, por comodidad y eficiencia. Y es que un climatizador ‘exigido’ puede elevar hasta un 10% el consumo de combustible. No obstante, siempre será mejor utilizar el aire acondicionado que viajar con las ventanillas bajadas por carretera o autovía, pues eso afecta a la aerodinámica y dispara el consumo.
¿Buscas un taller? Pide cita en tu centro NubeCar más cercano aquí.
