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Muchas personas utilizan el coche a diario para ir al trabajo, llevar a los hijos al colegio o realizar desplazamientos habituales. Sin embargo, gestos cotidianos al volante pueden acortar la vida del vehículo sin que apenas lo notemos.
Estos errores, que en ocasiones se convierten en rutina, incrementan el desgaste de piezas clave y terminan traduciéndose en reparaciones costosas.
A continuación repasamos los fallos más comunes al conducir que reducen la vida útil del coche y cómo evitarlos para mantenerlo en buen estado durante más tiempo.
El error más grave es no acudir a revisiones periódicas. Cambiar aceite, filtros, comprobar frenos y sistemas eléctricos evita averías mayores. Ignorar ruidos extraños o testigos luminosos puede multiplicar el coste de la reparación.
Los neumáticos son el único contacto con el asfalto. Circular con baja presión o con la banda de rodadura gastada aumenta el consumo de combustible, reduce la seguridad y puede provocar un reventón. Revisar la presión y el estado con frecuencia es fundamental.
Cada luz de advertencia cumple una función. Pasarlas por alto puede derivar en fallos graves, como fugas de refrigerante o problemas en el motor. Atender a tiempo las alertas evita averías más complejas.
Acelerar y frenar bruscamente desgasta prematuramente frenos, neumáticos y componentes de transmisión. Conducir de manera suave mejora la eficiencia del combustible y alarga la vida útil del vehículo.
Mantener el coche arrancado sin necesidad consume combustible y daña el motor. Lo mejor es apagar el motor si la espera va a ser prolongada.
Forzar el volante en parado o dejarlo girado al aparcar puede dañar la dirección, los palieres y los fuelles. Es preferible maniobrar siempre con el coche en movimiento y dejar las ruedas rectas al estacionar.
Aunque resulte cómodo, este hábito ejerce presión sobre el mecanismo y acelera su desgaste. La palanca solo debe usarse al cambiar de marcha.
Apurar el combustible puede dañar bomba e inyectores. Repostar antes de entrar en reserva ayuda a evitar averías graves en el motor.
Apoyar el pie en el pedal cuando no es necesario genera fricción y acorta la vida del embrague. Lo correcto es usarlo únicamente al cambiar de marcha.
Circular rápido por vías deterioradas puede dañar suspensión, neumáticos y chasis. Conviene reducir la velocidad y estar atento a las irregularidades del asfalto.
Además de corregir estos hábitos, llevar el coche a un taller de confianza es esencial para detectar problemas antes de que se agraven. Una revisión profesional puede marcar la diferencia entre un ajuste sencillo y una reparación costosa.
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