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El rendimiento óptimo y la durabilidad de un vehículo dependen de un uso racional y de un mantenimiento completo. Sin embargo, en el mercado existen productos llamados aditivos que pueden ser valiosos aliados en la protección y mejora de las prestaciones del motor, la transmisión y otras partes clave del automóvil.
En este post, te explicamos qué tipos de aditivos existen y cómo cada uno puede ayudar a mantener tu vehículo en perfecto estado.
Un aditivo es un producto químico que se añade a uno o más fluidos del automóvil para mejorar su rendimiento y proteger las piezas. Los aditivos pueden incorporarse al combustible, aceite, líquido refrigerante y otros fluidos, ayudando a mantener el motor y la transmisión en buen estado y prolongar la vida útil del vehículo.
Diseñados específicamente para limpiar los inyectores y la válvula EGR, estos aditivos se agregan al tanque de combustible. Existen variantes específicas para gasolina y diésel, proporcionando una limpieza más profunda y efectiva.
Reducen el consumo de aceite y, al mismo tiempo, disminuyen el ruido del motor, mejoran la compresión y eliminan el exceso de humo.
Ayudan a reducir la fricción en la caja de cambios, facilitando un engranaje más suave entre marchas.
Limpian a fondo impurezas, óxido e incrustaciones. Además, detectan fugas que podrían pasar desapercibidas, especialmente en motores antiguos o vehículos que hayan estado inactivos por un tiempo.
Los aditivos son herramientas eficaces que mejoran las prestaciones del motor y retrasan su desgaste, pero no sustituyen un mantenimiento periódico y exhaustivo. Un vehículo bien cuidado conlleva reemplazo de piezas, ajustes y reparaciones. No obstante, los aditivos pueden ser una solución efectiva para extender la vida útil de los componentes y mantener el coche en óptimo estado.